En una maratón puede que haya un ganador, pero lo que no hay son perdedores, pues, en el recorrido, todos los corredores son iguales. En Atenas, cada noviembre se reúne la comunidad internacional de atletas en el municipio de Maratón para conquistar juntos los históricos 42,195 kilómetros en el Estadio Panathinaikó. 15.000 atletas y deportistas siguen la línea azul del asfalto mientras miles de espectadores les animan. No importa si son ocho horas o dos: todos serán parte de la historia que conecta lo antiguo con lo actual.
Líneas en el suelo, rayas en camisetas, pantalones y zapatillas. Algunos corredores, con su colorida ropa de deporte, dan mucho color a la ciudad y al suelo. Algunos llevan zapatillas de correr profesionales fosforitas, otros corren con sandalias de piel o con zapatillas cinco dedos o incluso un señor lo hizo completamente descalzo. 42 kilómetros (42,195 kilómetros para ser exacto) forman el camino desde Maratón hasta Atenas. El recorrido es el de antaño, el original: incluso los expertos consideran esta, la madre de todas las maratones, como la más desafiante. Para los corredores aficionados, realizar esta maratón es la mayor condecoración; terminarla ya es todo un logro. El tenor general en Atenas es, más que en cualquier otro lugar, la idea de haber estado allí. Compañeros, amigos y grupos de carrera de Atenas y del mundo entero se reúnen cada noviembre en este histórico lugar en el que, según la leyenda, hace 2.500 años se colocó la primera piedra destinada a la mayor disciplina olímpica de atletismo. Las zapatillas de deporte chirrían hoy en las curvas del asfalto mojado.
La Auténtica Maratón de Atenas se entiende como una institución cuyo fin es trasladar valores. Por ello, en la ceremonia de apertura en Maratón, se celebra la libertad y la amistad. El portavoz oficial de la SEGAS (Federación Griega de Atletismo) señala de nuevo, junto con los alcaldes de Atenas y Maratón, que este evento abre sus puertas a personas de todo el mundo, independientemente de su edad, sexo y color de piel. Desde 1982, la maratón de Atenas se considera «celebración del entendimiento humano, de la solidaridad y de los valores esenciales, una fiesta que transmite el mensaje de un futuro mejor a nivel personal, colectivo, nacional e internacional.» Frente al cerro santo en Maratón, a la altura del kilómetro cuatro, bailarines griegos interpretan en una actuación la tragedia del mensajero Filípides: según la leyenda, en el año 490 a.C., Filípides corrió desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa. Agotado por el esfuerzo de su carrera, y después de llevar la feliz noticia hasta el Areópago, un monte situado al oeste de la Acrópolis, Filípides sufrió un desmayo y murió en el acto. Puede que sea verdad o solo una trágica y dramática invención de los antiguos escritores, pero el mito del mensajero todavía resulta fascinante a día de hoy. En el marco de los primeros Juegos Olímpicos de 1896 tuvo lugar también la primera carrera de maratón de la Edad Moderna, reservada entonces a atletas profesionales. Como «reunión de los jóvenes del mundo», los Juegos Olímpicos sirven para promover la competición deportiva y el entendimiento internacional. En 1982, la SEGAS convocó la primera Maratón de Atenas.