Mucho más que un simple parque de patinaje: Superkilen es un parque urbano para todas las edades, para amigos, familias y solteros, para ricos y pobres, para gente del vecindario y habitantes de otros barrios, para copenhagueses y para turistas. Superkilen es de todos.
El sol de septiembre calienta la brillante antracita del asfalto, las praderas brillan por la lluvia nocturna. En un banco bajo un árbol, una chica joven se sienta y lee un libro con su termo de café. A su lado, una bicicleta espera el trayecto a la oficina. Detrás, padres y madres con sus hijos, empresarios, empleados y estudiantes pasan a toda prisa por el carril bici doble del parque Superkilen: van de camino al trabajo, al colegio o a la universidad. Una ciclista con gafas y flequillo rubio se dirige hacia el banco y saluda a la lectora. Las amigas charlan y beben juntas un café antes de seguir con su camino. Entonces empieza el barullo: una clase del colegio se precipita con sus patines hacia la plaza. Tres señores mayores juegan atentamente una partida de ajedrez sobre una de las mesas. El día empieza.