Las temperaturas superiores a los 50 grados centígrados hacen del Rann de Kutch, en el estado indio de Guyarat, un lugar inhóspito gran parte del año: durante los meses de invierno, cuando la marisma se convierte en un desierto salino, lugareños y turistas acuden en masa al páramo para presenciar la maravilla natural del «White Rann».
Fragmentos de música soplan a través del fresco aire nocturno, el reflejo de las luces de colores se adivina en el firmamento; aún así, el Rann de Kutch, que se extiende de forma aparentemente infinita en la oscuridad de la noche, permanece casi intacto. El suelo arenoso absorbe el ruido de los visitantes que llegan desde cualquier parte de la India y del mundo. Cualquiera que esté en medio de este desierto salino se sentirá en comunidad y, a la vez, extrañamente solo; no es una sensación desagradable, sino más bien casi entre meditativa y espiritual. Entonces, cuando la luna llena brilla en lo alto, comienza un espectáculo natural que hechiza tanto a turistas como a lugareños: la salada superficie del desierto del Rann de Kutch se convierte en un mar de estrellas brillantes.